artigos e ensaios - 2010/ Mariza Peirano

Los antropólogos y sus linajes

Hay algo curioso en la antropología: al tiempo que se vanagloria de tener una de las tradiciones más sólidas entre las ciencias sociales – en la cual se reconocen cronológicamente los mismos autores "clásicos", sea en Brasil, Estados Unidos, la India o Inglaterra – la disciplina abarca estilos bastante diferenciados, en la medida en que factores como el contexto de investigación, la orientación teórica, el momento socio-histórico y hasta la personalidad del investigador y el ethos de los investigados influencian el resultado obtenido. Esta característica, al mismo tiempo que puede ser apropiada positivamente como uno de los aspectos más ricos y complejos de la disciplina, por otro lado ofrece el peligro de, al no respetar el equilibro sutil entre teoría e investigación, transformarse en una situación en la cual existen tantas antropologías como antropólogos.

Esta tal vez sea la fuente de la situación problemática que la antropología ofrece potencialmente a las demás ciencias sociales y que Fábio Wanderley Reis apuntó, en 1988, cuando detectó cierta inspiración "antropológica" en los trabajos poco sofisticados de las ciencias sociales brasileras en la actualidad. Privilegiando lo "popular", el lector tenía que soportar "largas deposiciones en estado bruto de mujeres de la periferia urbana", una descripción que sirve como metáfora para muchos de los problemas que ocurren también dentro de la disciplina. Más recientemente, el autor denunció también cierto "conyunturalismo" y un "historicismo" como responsables por la ausencia de una mayor y deseable sofisticación teórica-metodológica, resultando en un estado de indigencia analítica que se habría propagado en las ciencias sociales en Brasil.

Las preocupaciones de Fábio Wanderley son serias y pertinentes y, para el antropólogo, preocupantes. En la medida en que, en los últimos tiempos, ha crecido el prestigio y/o visibilidad de la antropología en el ámbito de las ciencias sociales en Brasil – prestigio y/o visibilidad que estaba lejos de tener hace veinte años atrás – se estableció, en el contexto de la ANPOCS, una visión de que, en cuanto la sociología y la ciencia política se sientan en crisis, todo va bien con la antropología o con los antropólogos: la enseñanza es adecuada, los alumnos son bien formados teóricamente, la investigación de campo continúa siendo característica de la disciplina, cursos de graduación perfeccionan la formación uniendo investigación y enseñanza; en suma, la disciplina avanza. Leia na íntegra...